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Introducción
Las calderas de tipo serpentín o acuatubulares se han convertido en la opción preferida para la generación de vapor y su popularidad parece no tener fin, algo que no es de extrañar a tenor de sus múltiples ventajas. Además de ofrecer el funcionamiento más seguro, sencillo y energéticamente eficiente, estas calderas logran generar vapor muy rápido, en tan solo tres minutos desde un arranque en frío hasta alcanzar su potencia máxima. Este último aspecto es esencial cuando la demanda del proceso es intermitente, así como cuando se inicia y se detiene a diario.
Principio de funcionamiento
Los generadores de vapor de tipo acuatubular modernos incorporan un quemador de control preciso el cual proporciona una entrada de calor exacta en un serpentín doble de tubo de acero a través del que se bombea la cantidad exacta de agua de alimentación. El serpentín únicamente se alimenta con una pequeña cantidad de agua excedente que, una vez calentada, se transforma gradualmente en vapor.
Un separador de vapor/agua instalado en la salida del serpentín garantiza unas condiciones adecuadas para la producción de vapor dentro del propio serpentín (a la vez que evita el sobrecalentamiento) y una buena calidad del vapor seco en la salida del separador.
Gracias a este método, los generadores de vapor instantáneo maximizan la eficiencia y reducen las emisiones de carbono totales. Por ejemplo, los generadores de vapor ESM de Babcock Wanson ofrecen eficiencias operativas de hasta el 96 % con unas emisiones totales muy bajas.
Ventajas de las calderas de vapor de tipo serpentín
En comparación con la tecnología de generación de vapor más antigua, los generadores de vapor de tipo serpentín:
- Ofrecen una rápida producción de vapor: únicamente son necesarios tres minutos desde un arranque en frío.
- Están especialmente indicados para cargas intermitentes y variables.
- Son eficientes desde el punto de vista energético.
- Son más respetuosos con el medioambiente.
- Su funcionamiento es más seguro debido al reducido volumen de agua a presión.
- Tamaño y peso reducidos: ocupan casi la mitad que calderas pirotubulares similares.
- Control más sencillo.
- Funcionamiento más silencioso y limpio.
- Equipos fiables y robustos.
- Facilidad de instalación cerca del proceso para reducir al mínimo el coste total de la planta.
- Producción de vapor a alta presión de hasta 50 bar en formato estándar y hasta 100 bar en sistemas de termosifón con circuito cerrado.
- Pérdidas térmicas reducidas con un volumen de purga mínimo y una disminución de la demanda total de energía.
- El quemador cumple con los reglamentos más exigentes y se adapta perfectamente a la aplicación.